Se podría decir que la
función del efecto invernadero permite mantener una temperatura agradable en el
planeta, al retener parte de la energía que proviene del sol.
La Tierra se calienta
gracias a la energía del Sol. Cuando esta energía llega a la atmósfera, una
parte es reflejada de nuevo al espacio, otra pequeña parte es absorbida, y la
restante llega a la Tierra y calienta su superficie.
Pero cuando la Tierra
refleja a su vez la energía hacia la atmósfera, ocurre algo diferente. En lugar
de atravesarla y llegar al espacio, los gases de la atmósfera absorben una gran
parte de esta energía. Esto contribuye a mantener caliente el planeta.
De esta manera, la
atmósfera deja que la radiación solar la atraviese para calentar la Tierra,
pero no deja salir la radiación que la Tierra irradia hacia el espacio. En un
invernadero ocurre lo mismo, salvo que en el invernadero se utiliza cristal, en
vez de gases, para retener el calor.
Los gases invernadero
de la atmósfera cumplen la función de mantener la temperatura media adecuada
para la Tierra, a pesar de que las temperaturas varíen mucho de un lugar a
otro: Si estos gases aumentaran, retendrían demasiado calor, esto provocaría el
recalentamiento del planeta. De esta manera, la atmósfera deja que la radiación
solar la atraviese para calentar la Tierra, pero no deja salir la radiación que
la Tierra irradia hacia el espacio.
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